Prepararse para el retiro también incumbe al cerebro

ENERO 27, 2018



Nuestro cerebro al igual que el resto de nuestro cuerpo, requiere de un constante ejercicio para mantenerse en forma. Las funciones del pensamiento y de la memoria son muy sensibles a los cambios de actividad. En términos del  deterioro cognitivo, los expertos han planteado la hipótesis del «úsese o piérdase» o también conocida como del «desuso» es decir, en la medida que ejercitamos nuestra memoria y pensamiento, nuestra agilidad mental se conservará y viceversa. Una de las etapas de la vida en las que puede ocurrir un cambio muy importante en términos de actividad mental, es pasar de la vida laboral al retiro. Una buena salud mental representa un elemento básico de la salud del envejecimiento, ya que le brinda a las personas independencia y seguridad.

Nuestras funciones de pensamiento y memoria sufren cambios importantes a lo largo de la vida, empezando a disminuir en la edad adulta. Se presentan cambios en la función de nuestra corteza prefrontal, enlenteciendo nuestra capacidad de respuesta ante diversos estímulos. Existen múltiples factores que pueden influir en los cambios de las funciones mentales, acelerando su deterioro. Tabaquismo, depresión, alcoholismo, consumo de drogas, golpes repetidos en la cabeza, obesidad, sedentarismo, hipertensión y diabetes, son uno de los cuantiosos factores que pueden acelerar el deterioro de nuestras funciones mentales. Durante la vida laboral debemos de responder ante las necesidades que nuestra ocupación exige, lo que nos lleva a mantener un ritmo constante de actividad mental. Los expertos han determinado que el nivel de respuesta que exige la vida laboral, representa un factor protector para el deterioro de las funciones de pensamiento que ocurre con la edad. En este sentido el retiro o jubilación representa un cambio mental muy importante, lo que incrementa el riesgo de su deterioro.        

En estudios recientes los especialistas han tratado de medir los cambios cognitivos que ocurren antes y después del retiro. En un estudio del University College London se examinaron 3 mil personas 14 años antes y 14 años después del retiro. Los resultados mostraron que en un 38% de las personas en retiro se aceleró de manera importante su deterioro de la memoria verbal y el razonamiento abstracto. Sin embargo, las condiciones de la jubilación son un factor que también puede influir en el grado de deterioro cognitivo. El retiro no implica pasar de la actividad laboral a una pasividad total. Muchas personas piensan en suspender su actividad laboral debido a problemas de salud, causas familiares o incluso para realizar un distinto tipo de trabajo. Otro estudio trató de examinar el deterioro cognitivo después del retiro considerando las diferentes actividades que los participantes realizaron, así como los años que permanecieron trabajando. Se examinó un grupo de personas nacidas en 1957 y se realizó un seguimiento hasta el año 2011. En general el retiro sí se asoció con una baja en la memoria verbal. Sin embargo, personas que se retiraron voluntariamente por razones familiares, mostraron una mejoría en su memoria abstracta.

En conclusión, estos estudios respaldan la hipótesis del «desuso», en la medida que desde edades tempranas como en la adolescencia se incrementa la actividad mental mediante el estudio y los estímulos cognitivos, los estragos que la edad pudiera acarrear resultaron menores. Del mismo modo, a pesar que alguien se encuentre en situación de jubilación, si cuenta con un proyecto personal o un sólido «propósito de vida», manteniendo una actividad mental vigorosa, fomentando los hábitos de lectura, razonamiento crítico, planeación de metas, resolución de problemas; en esa medida puede verse protegido ante el deterioro de la mente y sus funciones. Cualquier tipo de estimulación mental nos beneficia a todos, sin embargo debemos poner mucho más cuidado en reforzarla en los adultos mayores, ya que les ayudará a transcurrir lúcidos y con buena salud mental durante la vejez. 



La vejez

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