El poder de adaptación que los humanos hemos mostrado a lo largo de nuestra historia, está ligada a una exitosa transformación evolutiva ante los problemas que surgen día a día, de tal forma que hemos podido ajustar nuestra mente para encontrar soluciones e incluso cambiar nuestro entorno. Esta adaptación depende de una función mental llamada creatividad, gracias a ella contamos con la posibilidad de descubrir nuevas soluciones efectivas.
La creatividad va de la mano con la flexibilidad mental que nos posibilita crear estrategias ante diversas situaciones. Estas habilidades no depende de la disciplina o el ámbito en la que alguien se desarrolla, citando como ejemplo el mundo del arte, la ciencia o de los grandes pensadores; es una capacidad humana que compete a todos y que por lo tanto se puede fomentar. Para contar con una flexibilidad mental adecuada es necesaria una buena capacidad de atención, poder detectar información útil o importante del entorno y utilizar dicha información para la resolución de un problema particular.
En los últimos años, los científicos han tratado de relacionar las zonas del funcionamiento de nuestro cerebro con estas habilidades. Los estudios han mostrado que en distintas poblaciones se activan las mismas áreas cerebrales, lo que ha dado paso a establecer un sustrato neural «universal» de la creatividad. Las regiones de nuestro cerebro responsables generar la creatividad son la corteza cerebral frontal, parietal e insular. Sin el adecuado funcionamiento o desarrollo de estas áreas, no contaremos con la capacidad de ser creativos. Así mismo, también es necesaria la participación de sustancias químicas que ayudan a procesar la información creativa y una de las más importantes es la dopamina. Esta información aunque un tanto especializada, es muy importante, ya que si una persona sufre de una lesión en la corteza cerebral por un infarto o una hemorragia, o si sus niveles de dopamina en esas neuronas se alteran, podrá sufrir un importante deterioro en su capacidad creativa o de resolución de problemas.
Algunas enfermedades se caracterizan por producir en los pacientes una limitación en su flexibilidad mental, debido a una reducción del procesamiento de información de las áreas arriba mencionadas. Sin embargo, en personas totalmente sanas, también pueden ocurrir períodos de baja o alta flexibilidad mental, por ejemplo, en situaciones de estrés intenso hay una baja considerable de la creatividad y viceversa. Por otro lado, la flexibilidad mental no lo es todo en nuestro día a día, para determinadas tareas es muy importante mantener cierta estabilidad de costumbres, convenciones sociales y tradiciones. Los expertos han determinado que más allá de contar o no con flexibilidad mental, lo más importante sería contar con la capacidad o la habilidad de cambiar nuestro pensamiento entre estados de flexibilidad y fases de estabilidad, dependiendo de nuestras necesidades o circunstancias. Esta capacidad de intercambiar y adaptar nuestra forma de pensar es lo que verdaderamente distingue a personas altamente creativas de las poco creativas. A nivel social y en el mundo del arte, existe una tendencia generalizada a no aceptar con facilidad productos de vanguardia no conformistas, lo mismo puede ocurrir en otros ámbitos que exigen de la toma de decisiones, ya que para dar paso a nuevas ideas se requiere de gran flexibilidad y apertura.
Otro factor que en los últimos años ha cobrado gran importancia es la relación entre la creatividad y los sueños. Son muy conocidas las historias en las que distintas personas han producido ciencia, arte, música, novelas, cine, matemáticas, u otro tipo de conocimiento, gracias a un sueño. Los sueños nos proporcionan un estado único, un estado de funcionamiento cerebral distinto al que nos encontramos cuando estamos despiertos. Es muy común que en ocasiones nos encontramos «atorados» al tratar de resolver un problema y al soñar encontramos la solución correcta. Se sabe que cuando dormimos se incrementa la actividad de las áreas cerebrales relacionadas con la imaginación y nuestra mente se encuentra en mejores posibilidades de resolver problemas. En otros casos, para resolver un problema se requiere que podamos visualizarlo, en ese sentido cuando soñamos podemos tener una visualización que nos ayuda a resolverlo. Desde hace varios años los neurocientíficos han comprobado que cuando dormimos ocurren procesos en nuestro cerebro que ayudan a proteger los recuerdos de cualquier interferencia; por lo que el sueño consolida y reorganiza favorablemente la memoria, siendo un pilar importante para la creatividad.
Por último, es falso que algunas enfermedades neurológicas y/o mentales convierten a las personas en sujetos más creativos. Es la naturaleza propia de la enfermedad la que lleva a percibir y expresar una interpretación de la realidad distorsionada de manera poco ordinaria y al ser interpretado por la sociedad, se le atribuye la cualidad de novedoso y por lo tanto como un fenómeno creativo.
En conclusión, nuestra capacidad de abrirnos a nuevas ideas, nuevas personas, preceptos éticos y emociones es lo que puede marcar la diferencia de alguien creativo destinado a triunfar que ayude a formar una sociedad progresista.
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